¿Qué son y cómo funcionan unas gafas?

Las gafas son el complemento sanitario necesario para la compensación de defectos de refracción como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia. Son un elemento habitual en nuestro tiempo, y una prueba de ello es que en los países desarrollados más de la mitad de la población utiliza gafas o lentes de contacto.

Sin embargo, las gafas no sólo son necesarias para corregir estos defectos de la visión, sino también para compensar la reducción de eficacia que con la edad experimenta el cristalino (presbicia). En esta situación se necesitan unas gafas de cerca, provistas con lentes convergentes.

También es importante destacar que un gran número de personas intervenidas quirúrgicamente de cataratas a las que les ha sido colocada una lente intraocular debe igualmente usar unas gafas para visión de cerca, o bien para compensar el astigmatismo que ha podido provocar la operación.

¿A qué edad se pueden poner las primeras gafas o lentes de contacto?

Las gafas o lentes de contacto pueden adaptarse a una edad muy temprana, y por ello los ópticos-optometristas tienen la responsabilidad de orientar de manera adecuada a los padres y a los mismos niños sobre sus gafas, lentes de contacto y complementos más convenientes, así como acerca de los cuidados visuales necesarios. De la atención que se ponga desde los primeros años en la salud visual de los niños dependerá la visión eficaz de los adultos del mañana.

¿Qué factores se deben tener en cuenta a la hora de buscar unas gafas para mi hijo?

Lo más importante es la adaptación de unas lentes de calidad, a ser posible de policarbonato, el material más recomendable para unas gafas infantiles, tanto por su durabilidad y su altísima calidad óptica como por su resistencia a golpes y rayados.

Después, la edad, la forma de la cara, la distancia interpupilar, el tamaño del puente y la distancia entre el frente y la varilla son los factores anatómicos más importantes que se deben tener en cuenta a la hora de buscar unas gafas adecuadas para los niños.

¿Me adaptaré bien a las gafas?

No tendrás prácticamente ningún problema de adaptación si utilizas unas gafas y tienes una graduación baja, tanto si es de miopía como hipermetropía, con una buena visión binocular (utilización conjunta y coordinada de ambos ojos a la vez). En poco tiempo te acostumbrarás a llevarlas puestas, y desde ese momento será un producto indispensable en la realización de tus labores cotidianas. Ahora bien, si tienes una graduación alta (muchas dioptrías), puede que necesites un determinado periodo de adaptación, aprendiendo de nuevo a coordinar perfectamente el movimiento de la mano y el de la cabeza con el de los ojos, y readaptando paulatinamente las percepciones del cerebro a la nueva realidad que las lentes graduadas nos brindan, ya que todo se verá de distinta manera a lo que estabas habituado antes de ponerte las gafas. El cerebro, poco a poco, comenzará a asumir las nuevas percepciones como las auténticas, te sentirás cada vez más cómodo con las nuevas gafas, las comenzarás a echar de menos cuando las necesites, y entonces el periodo de adaptación habrá concluido. Este proceso, por lo general, no suele durar más allá de las 2 o 3 semanas.

En cualquier caso, si pasado ese tiempo continuases con problemas de índole visual o astenópicos (mareos, vértigos...) quizás tus lentes necesiten un pequeño reajuste para conseguir poco a poco que su uso te sea tan cómodo como eficaz.

¿Qué tipos de lentes para gafas existen?

Las gafas son el tratamiento para anomalías visuales más antiguo que se conoce. Hoy en día su uso va en función de las expectativas de tratamiento que observe el óptico-optometrista, y no sólo son utilizadas para compensar un determinado defecto de refracción como miopía, hipermetropía o astigmatismo, sino que también se utilizan como elemento preventivo, sobre todo en determinados tipos de miopía, disfunciones acomodativas y problemas de la visión binocular.

En unas gafas tan importante es el tipo de lente como las prestaciones y tratamientos ópticos que debe llevar (como el antirreflectante, ya que al disminuir al máximo los reflejos estas lentes eliminan deslumbramientos e incrementan el contraste; los coloreados especiales; los filtros ultravioleta, etcétera), según el uso que se le vaya a dar. No es lo mismo la utilización que pueda darle a unas gafas una persona jubilada que el uso que pueda hacer de las mismas un estudiante al que le gustan los deportes de invierno. Su óptico-optometrista estudiará el caso en cuestión y aconsejará la mejor solución posible. Por supuesto, también será importante el tamaño y la forma de la montura no sólo por la estética o por nuestro trabajo y aficiones, sino también para que se consiga igualmente una visión cómoda y eficaz.

La constante evolución hace que las lentes de hoy hayan mejorado considerablemente tanto en calidad como en estética, y sobre todo en el peso.

Las lentes reducidas (de poco espesor y peso)  han supuesto una ventaja muy importante. Estas lentes han resuelto el problema de la presbicia y han hecho casi desaparecer todas las demás existentes con anterioridad. La aceptación por parte del usuario es prácticamente del 90%, y son cada vez menos los casos de inadaptación. Su evolución y desarrollo las han convertido en un producto necesario para la vida de la gran mayoría de las personas mayores de 50 años.

¿Y si además tengo astigmatismo...?

Como el astigmatismo es una condición óptica del ojo en la cual la imagen que proviene de nuestro entorno queda enfocada en distintos planos de la retina (si tenemos astigmatismo, nuestra córnea tiene la forma de medio balón de rugby, en lugar de medio balón de fútbol), es posible que en los casos de alta graduación astigmática el paciente recién compensado pueda sufrir vértigos o mareos durante unos pocos días, hasta que el cerebro se acostumbre a la nueva "manera de ver". Al principio tal vez percibas que los objetos que te rodean están como deformados , aunque los verás con mayor nitidez con las lentes tóricas (que son las que compensan el astigmatismo).

Hace unos años, las únicas lentes de contacto válidas para compensarlo eran las rígidas permeables a los gases (RGP). Actualmente también se emplean las lentes blandas tóricas. Sin embargo, en casos severos se prescriben las RGP o las gafas.

En función de la severidad y del grado de astigmatismo, también es posible corregirlo mediante cirugía refractiva.

¿Es importante la calidad de las lentes?

En la actualidad, además de compensar defectos refractivos, las lentes también se utilizan como elemento preventivo, sobre todo en determinados tipos de miopía, disfunciones acomodativas y anomalías de la visión binocular, por lo que la buena salud visual y ocular del usuario, la carencia de problemas astenópicos, como dolores de cabeza, de cuello, mareos, vértigos…, y sobre todo la eficacia visual en toda circunstancia, vendrán relacionados directamente con la calidad óptica de las lentes que utilicemos. Si decidimos, por cualquier motivo (sobre todo el económico), comprar unas gafas “baratas” para solucionar nuestro problema visual en cualquier establecimiento no autorizado legalmente para su comercialización, debemos saber que nuestra salud y nuestro óptimo rendimiento en el desarrollo de cualquier actividad cotidiana corren un serio riesgo.

No olvidemos que tan importante es el tipo y calidad de las lentes que utilicemos como las prestaciones y tratamientos ópticos que éstas deben llevar, por ejemplo antirreflectante, filtros contra la radiación ultravioleta, coloreados especiales, etcétera, según el uso que las vayamos a dar. No es lo mismo la utilización que pueda dar a unas gafas una persona jubilada en una ciudad, que un agricultor de mediana edad o un joven estudiante a quien le gusta practicar el deporte, aunque el defecto de refracción en los tres casos sea el mismo y de igual potencia (dioptrías). El óptico-optometrista estudiará cada caso en cuestión y recomendará la mejor solución posible según las actividades de cada uno de ellos. Por supuesto, también será muy importante el tamaño y la forma de la montura, por estética, por eficacia en nuestro rendimiento laboral y por la óptima realización de nuestras aficiones.

¿Cómo funciona una lente progresiva?

Las lentes progresivas son la mejor solución para la presbicia o “vista cansada”. Las progresivas permiten al usuario ver bien a cualquier distancia, tanto de cerca como de lejos, y en las zonas intermedias, y todo con un simple movimiento de ojos, como si nuestras lentes supiesen en todo momento qué es lo que deseamos ver de forma nítida sin necesidad de cambiar de gafas, cubriendo todas las distancias al alcance de nuestra mirada y evitando los molestos saltos de imagen existentes cuando usamos unas lentes bifocales.

La clave de la eficacia de una lente progresiva está en su diseño y fabricación. La zona llamada de “transición” entre la graduación para la visión de lejos y para la de cerca es la reservada a la visión intermedia y, en la actualidad, ese paso de una distancia a otra se lleva a cabo con una gran suavidad, de forma casi imperceptible para nuestros ojos. De esta forma, la adaptación del présbita a unas lentes progresivas es casi segura, mejorando con esta opción su calidad visual.

Además de su alta tecnología de fabricación, las lentes progresivas también son la prescripción más recomendable para cuidad de nuestra estética, ya que son ligeras, carecen de la línea de separación entre graduaciones (lejos/cerca), pueden adaptarse a los tipos de montura más modernos y sofisticados y, al igual que las demás lentes, pueden recibir tratamientos antirreflectantes, de endurecimiento, filtro ultravioleta, etcétera.

¿Cómo debo cuidar mis gafas?

Junto con las gafas, tu óptico-optometrista te suministrará una gamuza especial para limpiar las lentes y la montura. El mejor cuidado que puedes darles es limpiándolas cada día con esa gamuza seca y suave. Por regla general, la lentes fabricadas en la actualidad suelen contar con tratamientos de endurecimiento y antirrayado; en estos casos si la montura es de material plástico, y siempre siguiendo el consejo de tu óptico-optometrista, puede ser conveniente lavarlas con agua tibia y jabón neutro; a continuación tras el aclarado, sécalas con un paño fino.

En el caso de contar con una montura metálica, no utilizaremos nunca substancias abrasivas, ya que podrían deteriorar la superficie del metal y, lo que es más importante, provocar que nuestra piel sufra alguna reacción alérgica. Lo ideal sería limpiarlas igualmente con un paño suave o algodón.

En cuanto a su manipulación habitual, no debemos quitarnos las gafas con una sola mano, ya que corremos el riesgo de deformar las varillas. Debemos retirar las gafas usando siempre las dos manos, y no dejarlas nunca apoyadas sobre sus lentes encima de la mesa o cualquier otra superficie, ya que podrían rayarse.

Por último, nunca debemos dejar las gafas cerca de una fuente de calor o en el interior de un automóvil a pleno sol. El calor dilatará los materiales y los deformará. En cualquier caso, las gafas siempre deben guardarse en el interior de su funda protectora.

¿Qué tipos de lentes de contacto existen?

Los dos tipos principales de lentes de contacto que se utilizan en la actualidad son las lentes blandas y las lentes rígidas permeables a los gases (RPG).

Lentes rígidas RPG

Las lentes rígidas permeables al gas (RPG) se fabrican con un plástico muy duradero y ligeramente flexible que deja pasar el oxígeno a la córnea. Son más fáciles de cuidar que las lentes de contacto blandas. Tanto las lentes permeables a los gases como las blandas pueden ser bifocales o progresivas.

Lentes blandas

Las lentes de contacto blandas se fabrican con plástico hidrofílico (que atrae al agua). Absorben líquidos y se conservan húmedas, de manera que permanecen blandas y se adaptan fácilmente a la forma de la córnea. Para muchas personas es el tipo más cómodo de lentes de contacto.

Lentes duras

Estaban fabricadas con polimetilmetacrilato (PMMA). Tenían una larga vida, y proporcionaban buena visión, pero no permitían que la córnea recibiera mucho oxígeno. La falta de oxígeno puede causar graves problemas oculares.

¿Cómo puedo adaptarme unas lentes de contacto?

Antes de iniciarse la adaptación de las lentes de contacto, el óptico-optometrista deberá conocer los motivos que te llevan a querer adaptarte este tipo de lentes; es decir, lo que esperas de ellas: si realmente sólo deseas una mejora visual, un determinado impacto estético, o que te resulta un problema de ambliopía, binocularidad, etcétera. Una vez conocidas las causas que te mueven a elegir este método de compensación visual, el profesional de la visión realizará una serie de exámenes con ayuda del instrumental específico, para conocer las condiciones estructurales y funcionales de tu sistema visual en particular, así como algunos parámetros importantes del segmento anterior del ojo. Será el profesional de la visión quien:

  • Determinará si tus ojos se pueden adaptar al uso de lentes de contacto.
  • Recomendará qué tipos de lentes debes usar, ya sean permeables a los gases o blandas.
  • Revisará tu salud ocular y visual al año de haber comenzado a usar lentes de contacto de forma continuada.

Por otra parte, existen una serie de datos recogidos por el profesional de la visión durante el examen ocular y visual que tienen su importancia a la hora de elegir el tipo de lente: la prescripción optométrica para lejos y para cerca, la queratometría (medición del radio de curvatura de la córnea), las dimensiones del globo ocular, el ambiente habitual del paciente, las características de los párpados (por si existieran problemas de intolerancia) y el flujo y la calidad de la lágrima, parámetro fundamental para la adaptación de las lentes de contacto.

¿Qué precauciones debo tomar con las lentes de contacto?

Cuando utilices unas lentes de contacto por primera vez, sigue las recomendaciones de uso que te den tu óptico-optometrista y el fabricante de las lentes.

¿Cómo debo limpiar mis lentes de contacto?

El deterioro de las lentes de contacto se debe, con frecuencia, a la desidia en su limpieza diaria, y es, en muchos casos, una de las causas más importantes de la aparición de problemas oculares.

Pueden contribuir al deterioro lo depósitos de de productos lagrimales (proteínas, lípidos y sales de calcio), los de grasas y cosméticos, los originados por la contaminación ambiental y por los acumulados en el propio estuche en donde se guardan, que puede contener hongos o bacterias por no limpiarlos o hacerlo de forma incorrecta.

El manejo y cuidado de las lentes es sumamente importante si se quiere evitar no sólo su deterioro prematuro, sino también toda una serie de problemas oculares.

Las lentes de contacto permeables a los gases son las que se conservan más fácilmente. Para su limpieza diaria existen en el mercado unos líquidos especiales. La operación de limpieza debe realizarse cada vez que se extraiga la lente del ojo, y antes de guardarlas en su estuche. Es aconsejable utilizar pastillas enzimáticas a intervalos regulares con objeto de evitar la acumulación de depósitos proteicos.

En el caso de lentes de contacto blandas es muy importante prestar mucha atención a las instrucciones de limpieza, ya que si no se tiene cuidado puede haber riesgos de infecciones e irritaciones que alteren la salud ocular y la capacidad para llevar de nuevo lentes de contacto.

Después de limpiar las lentes de contacto blandas sobre la palma de la mano con soluciones limpiadores, se procede a su desinfección. La desinfección química se realiza por medio de soluciones bactericidas y fungicidas especiales, o con otras más nuevas de peróxido de hidrógeno o cloro. Es imprescindible el uso de pastillas enzimáticas para evitar los depósitos muco-proteicos.

¿Qué problemas se pueden producir por el mal uso de lentes de contacto?

Si mantenemos y cumplimos escrupulosamente las recomendaciones de nuestro óptico-optometrista y del fabricante de las lentes acerca de la limpieza y mantenimiento de las mismas, es muy difícil que se puedan dar anomalías oculares debido a su utilización. Sólo el mal uso de las lentes, la desidia en la limpieza, la inadecuada manipulación y los frecuentes olvidos en su correcto mantenimiento pueden acarrear problemas de incomodidad, intolerancia e incluso infecciones.

Los problemas posibles son los siguientes:

  • Infecciones oculares de diversa consideración.
  • Reacciones alérgicas a las soluciones de limpieza o a las partículas que se depositan en las lentes.
  • Inflamación (enrojecimiento) del ojo.
  • Pequeñas heridas en la córnea (leucomas).
  • Cambio de la forma de la córnea.
  • Crecimiento de vasos sanguíneos en la esclera.

¿Qué lente de contacto es la más adecuada para mi problema visual?

La lentes más indicada dependerá en todo momento de las condiciones oculares y de los problemas refractivos de cada paciente: lentes permeables a los gases (RPG); esféricas para astigmatismos bajos o medios; lentes tóricas que sean permeables a los gases para astigmatismos altos; lentes tóricas blandas o lentes desechables; cualquier tipo de lente para la miopía o hipermetropía; y, por último, frente al síndrome del “ojo seco”, pueden ser aconsejables unas lentes desechables.

También, si somos miopes o hipermétropes de baja graduación, podemos utilizar la técnica de la ortoqueratología nocturna, con la utilización de lentes de contacto especiales mientras dormimos para corregir nuestro defecto refractivo y así evitar el uso de las gafas o de las lentes de contacto durante las horas del día. La adaptación de lentes para ortoqueratología nocturna deben realizarla ópticos-optometristas especializados en contactología.

¿Cómo debo limpiar y mantener mis lentes de contacto?

La limpieza y mantenimiento de las lentes de contacto es una condición indispensable para evitar molestias severas, infecciones e intolerancia a las mismas. Pueden contribuir al deterioro los depósitos de productos lagrimales como proteínas, lípidos y gases de calcio, los de grasas y cosméticos, los originados por la contaminación ambiental y los acumulados en el propio estuche en donde se guardan , que puede contener hongos o bacterias por no limpiarlo bien o hacerlo de forma incorrecta.

El procedimiento de limpieza de las lentes de contacto tiene como objetivo fundamental la eliminación de microorganismos patógenos que pueden producir infecciones oculares, y de los depósitos que se acumulan en la superficie de las lentes.

El proceso de higiene consta de:

Si tengo baja visión, ¿Con qué soluciones ópticas puedo contar para aumentar mi agudeza visual?

La ayuda para la baja visión son instrumentos especiales empleados para aprovechar restos visuales.

En general, los pacientes que se benefician de estos instrumentos especiales son todos aquellos con agudezas visuales muy bajas, por distintos motivos, e incluyen a aquellos con daños visuales severos como hipersensibilidad a la luz intensa y a la luz brillante, visión borrosa, pérdida de la sensibilidad al contraste, dificultad para la adaptación a los cambios repentinos de luminosidad o visión reducida o nebulosa por la dispersión de la luz.

Lentes para la corrección nocturna u orto-k

¿Cómo funcionan las lentes de contacto de uso nocturno como tratamiento de la miopía y la hipermetropía?

La ortoqueratología nocturna es una solución no quirúrgica a graduaciones bajas de miopía (hasta 6 dioptrías) e hipermetropía (hasta 4 dioptrías), con o sin astigmatismo (corregible hasta 2 dioptrías). El procedimiento se basa en la actuación de unas lentes de contacto especiales (de curvatura inversa), de alta permeabilidad (diseñadas a medida para su ojo), que moldean la córnea mientras se duerme. Al despertar, el usuario se quita las lentes y puede disfrutar durante todo el día de una visión perfecta sin necesidad de utilizar gafas o lentes de contacto.

El resultado, obviamente, sólo es temporal, ya que si dejamos de utilizar las lentes de uso nocturno, nuestra visión volverá a su estado original en unos tres días. En consecuencia, la técnica de la ortoqueratología nocturna es especialmente útil en personas que deseen eliminar sus dioptrías y no puedan ser intervenidos con cirugía refractiva por diversos motivos: por su edad, por la morfología de su ojo, etcétera.

Actualmente, la ortoqueratología se realiza con gran éxito en niños y adolescentes que, por su edad, no pueden aún ser candidatos a cirugía refractiva, y así se eliminan los problemas visuales para sus actividades lúdicas y deportivas.

¿En qué se diferencian estas lentes de ortoqueratología de las habituales?

Funcionalmente son iguales: ambas son fáciles de poner y de quitar.

Los cuidados de ambos tipos de lentes son idénticos: deben desinfectarse después de cada uso. El especialista en ortoqueratología le indicará todos los cuidados necesarios. Generalmente las lentes de la CRT tendrán que ser sustituidas como mínimo una vez al año, aunque un mal uso obligará a una sustitución anticipada. Es un tratamiento continuado, y si por cualquier razón, ya sea rotura, olvido o perdida, fuera interrumpido, la visión al día siguiente se deteriorará, así que es aconsejable tener una lente de repuesto.

Debemos insistir en que el procedimiento de desinfección y mantenimiento de las lentes de ortoqueratología nocturna debe ser el mismo que el llevado a cabo para las lentes de contacto normales.